Raro, injusto, basura, terrible, aburrido, malo, perverso… estas son las palabras con las que los pilotos definían el nuevo sistema de clasificación nada más salir del coche. Solo ha bastado ver la sesión de clasificación de la primera carrera para constatar que la lucha de la FIA por aumentar el espectáculo y la emoción en pista ha acabado siendo todo un despropósito.
¿Dónde están las luchas que prometían? ¿Y el mano a mano por conseguir la pole? ¿Y la mayor actividad en pista? no hemos visto nada de lo que la FIA prometía. En este sistema plagado de lagunas, lo único que se ha conseguido ha sido aumentar las desigualdades, haciendo que los equipos grandes y en especial Mercedes, estén todavía más lejos.
Desde el primer momento se ha visto como los equipos pequeños no tenían tiempo para hacer más de un intento para salir de la zona de peligro en la que se encontraban y cuando lo tenían gastaban demasiados juegos por lo que en la Q2 ya no disponían de más juegos para poder salir a pista.
Respecto a la emoción, ha brillado por su ausencia. Los espectadores desde casa, ya sabíamos cual era el piloto eliminado y que iban a caer en los siguientes minutos, por lo que toda la sesión ha sido predecible, hasta el punto en el que a falta de casi 3 minutos ya se sabía que Hamilton tenía la pole position.
En la rueda de prensa los periodistas han planteado hasta la posibilidad de que la Fórmula 1 pida perdón a los aficionados, por el fiasco que ha supuesto el nuevo sistema de clasificación. A esta pregunta los pilotos han sido críticos con el nuevo sistema de clasificación, pero hasta cierto límite, ya que la FIA impide a los pilotos que hablen mal de la Fórmula 1, ya que según ellos no beneficia a nadie.
Ahora toca esperar que la FIA rectifique, que evalúe lo ocurrido en el día de hoy, y que valore si merece la pena seguir con este sistema, se pule o se vuelve al anterior. La Fórmula 1 no puede permitirse estos cambios carentes de sentido, que lo único que logran es que se pierdan todavía más aficionados.