La historia del Ferrari Dino desenterrado

Los Ferrari Dino son una de las sagas más emotivas que ha dado la historia del automovilismo. Hubo varias versiones de este modelo de la marca italiana: el Ferrari Dino 206 GT, el Dino 246 GT que aportaba más dinamismo con su motor 2.4 litros y el Dino 246 GTS, la versión más superior de todas. Y es en este punto donde comenzamos nuestra historia:

Corría un 7 de diciembre de 1974 en California (EEUU) cuando Rosendo Cruz, un humilde fontanero de profesión, decide regalarle a su mujer un Ferrari Dino 246 GTS de color verde metalizado, por su aniversario de boda. Rosendo preparó una de las veladas más románticas, ya que el regalo venía acompañado de una cena en uno de los restaurantes más populares de la época, el Brown Derby, en Wilshire Boulevard. Todo transcurría como la seda hasta que volvieron a por su deportivo para regresar a casa. Pero ya no estaba, unos ladrones se lo habían llevado. La pareja denunció el robo, pero nada se supo del paradero de su automóvil. Este hecho condujo a la estación de policía de Rampart Boulevard a cerrar el caso meses después y a la compañía aseguradora, Farmers Insurance Group, a reembolsar los 22.500 dólares que valía el Ferrari Dino con el número de chasis 07862.

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Avanzamos un poco en el tiempo y nos vamos a 1978. Los hijos del matrimonio Underwood (no, no es House of Cards), recién mudados a la zona, estaban cavando en el patio exterior de una casa localizada en en el 1137 West 119 Street, del barrio de Atenas, al oeste de Los Ángeles, cuando se toparon con lo que parecía el techo de un coche. Casualmente, el sheriff del condado pasaba justo por la zona, y los niños pudieron avisarle de lo que sucedía. Gracias a Priscilla Painton, reportera del diario Los Ángeles Times, podemos saber el resto de la historia. Llegaron los detectives Joe Sabas y Lenny Carroll al lugar de los hechos, y con la ayuda de una pequeña pala-grúa y acompañados de un equipo de hombres con palas consiguieron desenterrar el misterioso coche, un Ferrari Dino 246 GTS con el número de serie 07862, ¿os suena de algo?

119 street
Foto actual de Google Earth del lugar donde fue encontrado el Ferrari Dino

detectives

«Plantar un Ferrari no es lo mismo que plantar calabazas, alguien tiene que haber visto algo», dijo Sabas por entonces. Quienes habían habitado la casa en esa época no dieron explicación alguna y ninguno de los residentes del área recordaba haber notado algo extraño en 1974. Si algo estaba claro es que quien o quienes lo habían enterrado esperaban, obviamente, dejar pasar un tiempo prudencial y desenterrarlo para apropiárselo, ya que habían tratado de “conservarlo” con láminas de plástico y metiéndole toallas por los tubos de escape para evitar que la humedad entrara al motor. “La humedad y la tierra arenosa había ocasionado corrosión en la carrocería, creando hoyos en el diseño de Pininfarina; los interiores también estaban deteriorados ya que los ingeniosos ladrones se habían olvidado de levantar las ventanillas hasta arriba”, se podía leer en el informe policial del caso.

Ferrari Dino

Como hemos dicho anteriormente, la compañía de seguros reembolsó el dinero a Rosendo Cruz, el propietario original del automóvil, por lo que el «tesoro» era propiedad de Farmers Insurance Group. Aquí no acaba el caso, ya que Greg Sharp, columnista de la revista Auto-Week, lo retomó en 1986 e investigó la vida del famoso 246 GTS: «Originalmente fue ordenado por Modern Classic Motors en Reno Nevada y era uno de los 10 Ferraris asignados a Griswald Motors en el área de San Francisco Bay, donde permaneció en la sala de exposición en la calle Market sólo dos semanas antes de ser comprado y despachado por camión, a unas 400 millas al sur, hasta la ciudad de Los Ángeles. El comprador fue Hollywood Sports Cars, uno de los 46 concesionarios de Ferrari en los Estados Unidos, concesionario este que se hizo famoso por sus ventas de Ferrari a Frank Sinatra, Perry Como, Sammy Davis Jr., Pat Boone, William Holden, Jayne Mansfield, las hermanas Gabor, Sharon Tate y Suzanne Pleshette”. Fue de ese concesionario de donde Rosendo Cruz sacó el Dino, el cual su mujer condujo durante 501 millas (unos 806 km) antes de ser robado en el restaurante Brown Derby.

brown Derby

Pasado ya el impacto de la noticia de Sharp, la compañía de seguros decidió sacar el Ferrari verde a subasta, una subasta que acabó con el coche en manos de Brad Howard, un joven mecánico con su propio garaje en Burbank Boulevard, en el Valle de San Fernando,.que ofreció 9.000 dólares de la época. Howard consuigió, con ayuda de algunos expertos, restaurar el coche en su taller y devolverlo a la vida gracias a su nuevo distribuidor y su nuevo alternador para que vuleva a rugir como si estuviera recién sacado del concesionario.

Brad Howard

Ferrari Dino interior
En las matrículas del coche puede leerse «DUG UP» (desenterrado)

Y es aquí donde llegamos al desenlace de la historia. En 2012 Mike Spinelli, de Jalopnik.com, decidió investigar la razón por la que Il Cavalino fue enterrado en esa zona. El resultado fue que el propio Rosendo Cruz, el dueño original del Ferrari, contrató a unos especialistas para que hicieran desaparecer el Dino, ya que de esta forma quedaría exonerado de la deuda con el banco (Rosendo pidió un préstamo para poder comprar el coche) y cobraría una suma de dinero proveniente del seguro. El plan era cortar el automóvil en varios pedazos y enterrarlo, pero estos «especialistas» no siguieron las órdenes totalmente y decidieron enterrarlo sin dañarlo (pero con las ventanas sin subir, ole por ellos), limitándose a cortar el emblema trasero como prueba de sus actos para poder cobrar por su trabajo al propietario moroso.

El plan inicial era cortar el Dino en varios pedazos y luego enterrarlo, pero los ‘especialistas’ no siguieron las ordenes totalmente y decidieron enterrarlo sin dañarlo, limitándose a cortar el emblema trasero como prueba de su fechoría para poder cobrar por su trabajo al propietario moroso, quién había urdido el fraude meticulosamente. Actualmente, nuestro protagonista vive una segunda juventud gracias a Howard por las autopistas californianas como si fuera 1974.
Aquí tenéis la historia completa del «Desenterrado»:
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