Hace poco hablamos de Charly Sinewan, aquel nómada que se fue hasta Australia en moto. Aquí continuamos con su aventura:
Ha pasado un año desde su llegada a Sidney. Charly se encuentra en Madrid, de nuevo en España, pero anhelando esos días de viajes. Haré un stop en mi historia, ya que para seguir contándola hace falta saber algunos detalles. Charly Sinewan es parte de la asociación Bonsaid (www.bonsaid.com), cuya misión es localizar zonas donde promover y financiar proyectos alcanzables en zonas desfavorecidas de África, que fomenten el desarrollo a través del acceso al agua potable principalmente. Bonsaid se empezó a construir cuando nuestro amigo viajó a Senegal en 2004, cuando recorrió el país de norte a sur en carretera. Charly ha hecho muchos viajes a Senegal con motivo de la fundación, pero siempre quiso ir en moto. Fue entonces cuando, tras una cena en la capital, se le iluminó la bombilla. Así cuenta su idea en su blog (www.sinewan.com): “Viajar parte de África por etapas, buscar un lugar donde dejar la moto, volver a España, al sistema que tanto jode pero que permite pagarse seguros médicos, cambios de ruedas, y ordenadores con que publicar esto, y después volver para realizar una siguiente etapa. Inspirado en parte en “Europa por etapas con vueling”, de Miquel Silvestre, pero por África y me temo que sin compañías de low cost”. Objetivo final: Ghana. Objetivo de esta primera parte: Dakar.
Llegaba otra parte complicada de la preparación, la elección de la afortunada moto que recorrería África. Recordemos que en la travesía hasta Australia la elegida fue una Honda Varapelo. Esta vez, tras unos intentos fallidos con una XT de Yamaha, Charly eligió la BMW F800 GS:
Bonita, ¿verdad? Pues este era el plan: “Intentar costear Marruecos al máximo posible, atravesar Mauritania veloz, y cruzar a Senegal por la pista de Diama, unos setenta kilómetros de tierra que evitan la temida frontera de Rosso, lenta y corrupta como ninguna. Una vez en Senegal, bajar al sur del país donde visitar poblados”.
Pues bien, llegó el día 29 de abril de 2011. Ese día, Charly Sinewan metía la primera marcha de la moto para salir en dirección Senegal desde Madrid. Primera parada, el pueblo jamonero de Menesterio, en la provincia de Badajoz, y el día siguiente en Tarifa, la puerta de entrada a África. Tras una revoltosa hamburguesa llegó a Tánger, ya estaba en Marruecos.
Tras equivocarse con el GPS (benditos GPS, siempre liándola) y llegar a las 11 a un camping hizo lo que cualquier español de verdad haría, queso y jamón a la panza, pero a Charly se le olvidó el acompañamiento, el vino. Ahí pasó la noche, y a la mañana siguiente, salió en dirección Essaouira. Cuando llegó a su destino, buscó un hotel, en el que despertó a la mañana siguiente con la noticia de la muerte de Bin Laden. Tras un pequeño momento de relax, tomó rumbo a su siguiente parada, el Sáhara. Por el camino, Sidi Ifni estaba en el horizonte, en el mapa de visitas, pero las prisas mandan, por lo que se quedó para otra ocasión esa visita.
Ya olía a desierto, a viento rojizo y a Sáhara. Así lo describe nuestro amigo en su blog: “Los verdes de la mañana se habían ido secando pasando a marrones primero, y tendiendo a desaparecer con el paso de la tarde hasta convertirse en la Hamada o desierto pedregoso. Las grandes rocas que a primera hora hacían que la carretera subiera, bajara, o virara, poco a poco se habían ido desintegrando hasta convertirse en diminutas piedras. Pronto serían fina arena y se amontonarían convirtiéndose en dunas, lugar donde por fin podría hacer el ridículo hundiéndome con la moto”. Antes de llegar al Sáhara, Tan Tan, la mayor base militar estadounidense en suelo africano. Y por fin, El-Aaiún, primer destino del Sáhara. La idea era ir a Mauritania y cruzar el conflictivo país en un solo día.
Ya en la frontera con Mauritania, Charly tuvo que hacer frente a los típicos militares corruptos que recaudan dinero ilegalmente para su beneficio personal. Así define Charly Nouadhibuo: Un inmenso vertedero rodeaba la entrada a la ciudad. Cabras y perros escarbaban en busca de algo comestible entre arena fina de desierto, y montoneras de mierda. Después peor, niños descalzos jugueteaban entre los restos de una ciudad en la que nada parecía sobrar. No recuerdo casas de más de una planta. Tampoco fachadas pintadas. La ciudad es gris. Apenas un par de calles tienen asfalto, el resto es tierra. Y viento, continuo vendaval que mueve fina arena de un lado a otro sin cesar. El objetivo, como ya he dicho, era llegar a la frontera lo antes posible, cuanto menos tiempo se pase en ese país, menos riesgo de que pasen cosas que nadie quiere que pasen. Pero en la frontera, un guardia forestal retuvo a nuestro amigo, pero solo era el principio. El resto de la anécdota la tenéis en www.sinewan.com
Tras salir del complejo y grabar un vídeo explicando lo sucedido (justo debajo, el famoso vídeo), la moto dejó de funcionar. No había solución, lo único que quedaba era empujar. Es lo que pasa cuando te quedas sin vehículo en medio de ningún lugar. Finalmente, y tras conseguir arrancar la moto, no sin previa discusión, llegó a la frontera con Senegal. Nueve días después de salir de Madrid, Charly Sinewan llegaba a Senegal. Al día siguiente de llegar a Saint Louis, su primera parada, salió de la misma ciudad destino Dakar. Reto cumplido, allí Charly Sinewan dejó la moto. Hasta próximamente…