Hamilton acaba de hacer historia en el circuito de Austin. El inglés por fin lo ha conseguido y ya puede decir que es tricampeón del mundo de Fórmula 1. Dominando la temporada de principio a fin y luchando con uñas y dientes ha logrado entrar en el selecto club en el que se encuentran grandes nombres como Lauda, Senna o Stewart.
El fin de semana ha sido atípico, bañado por agua y con cancelaciones de entrenamientos incluidas, pero nada ha sido impedimento para que Hamilton logre ser el primer inglés en conseguir ser campeón del mundo dos años consecutivos y el segundo en tener tres coronas mundiales junto con Jackie Stewart.
Analizando la temporada carrera a carrera no queda otra que rendirse ante los números del inglés, en 16 carreras ha subido 10 veces a lo más alto del podio, podio en el que ha estado 14 veces y tan solo se ha retirado una vez. Viendo estos números no sorprende que el piloto de Mercedes se haya proclamado campeón del mundo en Austin, porque no ha mostrado ni un momento de fragilidad, ni un bajón. Porque analizando los números y analizando las carreras con la perspectiva que da el tiempo ahora podemos decir que todos los rumores de bajo rendimiento que surgieron en Singapur fueron un lujo que los de Mercedes, dada su superioridad se pudieron permitir. También cabe destacar la superioridad de Hamilton los sábados, saliendo desde la pole en 11 de las 16 carreras.
Podemos decir que esta temporada ha estado falta de emoción, de peleas en pista y de rivalidad entre equipos. Es innegable que la superioridad de Mercedes ha hecho que sus rivales no tuvieran opción y por ello la temporada no ha estado tan interesante como en años anteriores, pero superando el umbral de los 300 puntos Hamilton es el merecido campeón de la temporada.